Venecia es un lugar donde la magia es autóctona, es decir, te envuelve en espacio y tiempo y yo tuve el placer de trabajar sobre ese escenario que hoy os cuento. 

Ana y Julio eligieron un post-boda muy especial, Venecia fue el destino acordado y junto a ellos me embarque en un trabajo increíble que repetiría un millón de veces más.

Las primeras fotos que os dejo es en el Palacio Ducal, creo que poco mas puedo añadir, porque una imagen vale mas que mil palabras y no solo acompaño el lugar si no que Ana y Julio estaban tranquilos, disfrutando del momento y de la compañía y al final eso se refleja en cada recuerdo.

Nos perdimos recorriendo calles, puentes, encontrando lugares especiales e íntimos. Visitamos una de las cafeterías mas famosas Florian y por supuesto no podía faltar en nuestro itinerario un paseo en góndola al atardecer. Venecia desprende amor, y los recién casados estaban en esa nube, solo tienes que ver la complicidad y el cariño que se procesan para saber que este trabajo es impecable. 

Por último estuvimos en la plaza San Marco ya era de noche, pero creo que esta ciudad te embruja a cualquier hora del día. 

Gracias por elegir un destino que habla por sí solo, por ponérmelo fácil y conseguir recuerdos llenos de amor y cariño, gracias por confiar en mi trabajo y por dejar que disfrute de ello. Espero que os guste tanto como a mí. El amor se expresa de muchas maneras y tiene más de mil definiciones, pero cuando los ojos hablan, las palabras sobran, vosotros soy muestra de ello. Un recuerdo inmortal para vuestra retina y para vuestro corazón.